Creo firmemente en la existencia de ciertas cualidades que distinguen a un buen diseñador. La curiosidad, en primer término, ese inquieto y acucioso interés por todo lo que le rodea siempre habrá de llevarlo a la buena aventura, como a correr riesgos interesantes y nunca inútiles, desde luego. Por otra parte, la vinculación entre la curiosidad y la creatividad lo lleva a otra cualidad: la de ser culto, pues todo buen oficiante del diseño debe estar involucrado con las artes, con la literatura, con la música, ser amante y asiduo visitante de museos, teatros y cines. Debe entender y saber de todo, y no sólo superficialmente. Debe conocer sobre filosofía y psicología y además estar al tanto de los avances científicos y tecnológicos; todo esto particularmente vinculado hoy, debe poseerlo como sedimento al servicio de la disciplina mayor de la que es parte, la Comunicación Visual. Otra cualidad importante y que definiría como fundamental es que todo buen diseñador ha de ser una persona con vocación universal, un ciudadano del mundo, alguien que no crea en fronteras y que tenga como reto permanente conquistar el lugar que habita, conocer su geografía e historia y, por lo tanto ser un constante viajero, un conocedor del planeta y de su casi infinita variedad y además, amante de la gastronomía, sin duda, esto lo acercará al hecho positivo y ventajoso de tener una visión amplia de la tierra en la que vive y de sus principales virtudes y problemas. Aunque aún no termino de describir todas las cualidades que distinguen a un buen diseñador, una he de guardar para el final, señalo estas primeras a manera de necesario preámbulo para referirme ahora al espectacular trabajo que desde hace tres décadas viene desarrollando, en el entorno del diseño gráfico y editorial como del branding internacional, Manuel González Ruiz, alias Mago, como le conocemos todos aquellos que de una u otra manera hemos tenido la fortuna de conocerle o tratarle, ya sea desde el entorno de la amistad o desde el profesional, aunque para ser sinceros, no creo que exista en su caso mucha distancia entre estos dos conceptos propios de las relaciones sociales y humanas, pues sé bien lo importante que para él es acercarse al comitente, pero como persona, para posteriormente y desde la perspectiva que le brinda tal conocimiento, resolver de forma integral y certera los problemas de carácter visual o comunicacional que plantean aquellos que a él acuden buscando soluciones.


Carteles para el Festival Internacional de Teatro de Caracas 2000-2013


Si echamos un vistazo a la magnífica serie de carteles que realizó Mago para el Festival Internacional de Teatro de Caracas, veremos la labor de quien conoce el medio actoral desde adentro, de quien sabe de teatro, de quien ha vivido las angustias así como los triunfos de los actores, de los dramaturgos. Ese es, en lo secreto, la esencia del mejor y más efectivo ingrediente para la creación de estos afiches de alto impacto, muchos de ellos permanecen aún en la memoria colectiva del caraqueño, quien los ha visto durante semanas en las calles y autopistas, en vallas y en pancartas y terminaron asumiéndolos por su calidad como parte de la atmosfera visual de la capital venezolana. Lo significativo es que todo este bagaje ha llevado a Mago a crear carteles para compañías de teatro en Francia y Estados Unidos, para el cine venezolano e internacional. El increíble cartel para el film de la cineasta venezolana Mariana Rondón, titulado Pelo Malo es un buen referente ante lo que afirmo, al igual que un conjunto significativo de piezas gráficas que han promocionado importantes eventos culturales en ciudades como Miami, New York y París.

Revista Bigott. Cliente: Fundación Bigott


Sus trabajos para el área editorial han sido igualmente importantes y ejemplo de dedicación y vanguardia, muchos de ellos vinculados a la Fundación Bigott, institución cultural para la que Mago ha diseñado libros, agendas y anuarios durante años y en los que sobresalen por su difusión y alcance productos como la Revista Bigott, publicación de contenido cultural que fuera maravilloso escaparate para la creatividad no sólo de él, si no de otros artistas, ilustradores y fotógrafos como Nelson Garrido, Premio Nacional de Fotografía en Venezuela (1991) y con quién realizó una dupla creativa que determinó, no sólo el diseño de esta publicación, si no que también muchas veces el contenido con soluciones geniales e inesperadas como las que definirán posteriormente desde una visión mucho más amplia a la también revista Veintiuno, editada igualmente por la Fundación Bigott, en la que el trabajo conjunto y creativo con otros talentos permitió como resultado terminal un producto editorial de insólita novedad y acertado diseño que, sin renunciar a formalismos esenciales y fundamentales, compitió en vanguardia y creatividad con otras publicaciones en boga para el momento, consiguiendo además, destacarse entre todas ellas, gracias a una búsqueda por la experimentación que Mago emprendió y en la que fueron protagonistas de primer orden las aplicaciones tipográficas, las ilustraciones y la dirección de fotografía.

Libro "Cruz-Diez en Blanco y Negro". Cliente: Fundación Cruz-Diez / Atelier Cruz-Diez. París.


El diseño que realizó para el libro del maestro del cinetismo internacional y el más importante artista plástico venezolano Carlos Cruz-Diez , titulado Cruz-Diez en Blanco y Negro, es sin duda un hito en su trabajo editorial, un punto y aparte y un hecho que consolida la excelente tradición que posee el diseño venezolano en tan importante apartado. En esta publicación Mago muestra un dominio de la composición, un uso sutil de la tipografía que se evidencia ante el lector fundamentalmente por su maravillosa y bien dirigida carga estética, por la belleza útil de cada puesta en página que, por otra parte permite, con su calmada presencia, la apreciación cabal y objetiva del estupendo contenido visual de tan importante publicación que estoy seguro apreciarán en esta muestra de Mago en Madrid, en esa Madrid por cierto, se ha convertido en un nuevo reto, que ha ido progresiva pero firmemente estimulando aún más su labor y que alimenta estupendamente su ya existente condición de ser creativo.

Finalmente una última cualidad a citar y que creo debe poseer todo buen diseñador, es un poco o mucho de magia, una conexión fundamental con la fantasía, debe ser capaz de darle constantemente un guiño a lo quimérico, de convertirlo en un recurso lúdico y así, ser amigo de lo imposible. Cito en este orden de ideas, al recién fallecido Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez quien dijo acerca de su manera de asumir el realismo mágico, ese que compartimos constantemente y de muchas maneras los latinoamericanos, lo siguiente:

“Mi problema más importante era destruir la línea de demarcación que separa lo que parece real de lo que parece fantástico porque en el mundo que trataba de evocar, esa barrera no existía. También el lenguaje era una dificultad de fondo porque la verdad no parece verdad simplemente porque lo sea, sino por la forma en que se diga”.


Palabras brillantes y hermosas que ahora ayudan a definir en mucho el método de trabajo de este mago que tendrán ustedes la oportunidad de conocer de cerca gracias a los trabajos que presentan en esta importante exhibición.

Juan Carlos Darias.
Director Galería Venezolana de Diseño.